TOCANDO

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miércoles, 26 de agosto de 2015

LAS ORQUESTAS



Orquesta, conjunto de instrumentos musicales y de los músicos que los tocan. En su sentido estricto, la agrupación característica de la música occidental, en cuyo núcleo aparecen los instrumentos de cuerda con arco de la familia del violín, a los que se añaden las maderas, los metales y los instrumentos de percusión. El término orquesta también puede aludir a varios conjuntos especializados, como la orquesta de balalaicas, la orquesta de jazz, o el gamelán (conjunto instrumental de Indonesia). La palabra orquesta originariamente hacía referencia a la parte de los antiguos teatros griegos que estaba entre el escenario y el público y que ocupaban los bailarines e instrumentistas. En un teatro moderno, la parte del auditorio reservada a los músicos se llama foso orquestal.
La sección de cuerdas, que forma la espina dorsal del sonido orquestal, se divide en cinco partes: primeros violines, segundos violines, violas, violonchelos y contrabajos. Los contrabajos a veces duplican la parte del violonchelo tocando una octava más grave, aunque suele ocurrir que la música exija una parte independiente para el bajo. La cantidad de músicos en una orquesta moderna varía desde un par de docenas hasta bastante más de un centenar. De éstos, las secciones de maderas y metales constituyen, cada una, del 10 al 20% de la orquesta, mientras que la percusión reúne un 10% de los instrumentistas. Para las cuerdas ciertas proporciones han demostrado poseer un equilibrio sonoro efectivo: una orquesta con 20 primeros violines debe tener entre 18 y 20 segundos violines, 14 violas, 12 violonchelos y 8 contrabajos. Estas cantidades pueden variar, pero se consideran representativas.
Las secciones de maderas y metales, a diferencia de las cuerdas, generalmente tenían un sólo músico por parte. Hasta mediados del siglo XIX, la sección de maderas tenía dos flautas, dos oboes, dos clarinetes y dos fagotes (una formación conocida como vientos dobles). Los dos miembros de cada pareja tocaban partes musicales distintas. A finales del siglo XIX era común disponer de tres instrumentos de cada tipo (vientos triples), con el tercer músico a veces tocando en un instrumento relacionado, por ejemplo, el piccolo, el corno inglés, el clarinete bajo o el contrafagot. La sección de metales, en su forma completamente desarrollada, suele tener cuatro trompas, tres trompetas, tres trombones y una tuba. Estas cifras a veces se incrementaban con otros instrumentos de metal, como el trombón bajo o la tuba wagneriana, diseñada por el compositor alemán Richard Wagner, que la utilizaba en sus partituras. La sección de la percusión, además de un músico que toca los timbales, tradicionalmente empleaba uno o dos intérpretes, cada uno de los cuales tocaba varios instrumentos. El grupo básico de la percusión de mediados del siglo XIX contaba con un tambor lateral (o redoblante), un bombo, platillos y un triángulo. Sin embargo, en el siglo XX son habituales las obras que emplean diez o más músicos y decenas de instrumentos diferentes, mientras que el número total de instrumentos de percusión utilizados ha crecido en varios cientos. Además de estos cuatro grupos (cuerdas con arco, maderas, metales y percusión), la mayoría de las orquestas pueden contar también con un arpa y un piano.
La disposición de los asientos de la orquesta la determina el director, que está al frente de la orquesta durante las actuaciones. Los primeros y segundos violines suelen situarse a la izquierda del director, mientras que a la derecha se situarán las violas, violonchelos y contrabajos (una variación habitual de esta disposición escénica presenta a los primeros y segundos violines enfrentados a ambos lados del director). Las maderas y metales están frente al director, pero detrás de las cuerdas, mientras que la percusión se ubica en la parte de atrás.
Las orquestas de ópera y de ballet comparten con las sinfónicas el tamaño y estructura descrito, pero difieren en sus antecesores y funciones. La orquesta sinfónica interpreta sinfonías, conciertos y otras músicas de concierto, y normalmente se sitúa sobre el escenario. Las orquestas de ópera y de ballet forman parte de las actuaciones teatrales y están sentadas en el foso orquestal de la sala. La orquesta de cámara suele tener menos de 25 músicos en sus filas. Virtualmente todas las orquestas anteriores a 1800 eran de estas dimensiones, y muchos compositores del siglo XX escriben para orquestas de cámara. La orquesta de cuerdas, que puede ser del tamaño de una orquesta de cámara o mucho mayor, tiene la sección de cuerdas habitual de la orquesta, pero carece de instrumentos de viento o de percusión.
El desarrollo y establecimiento de la orquesta se produjo entre 1600 y 1750. En la primera ópera importante, Orfeo (1607), el compositor italiano Claudio Monteverdi utilizó una orquesta con una sección de cuerdas central aumentada mediante otros instrumentos y vinculada armónicamente al bajo continuo (un instrumento bajo melódico, como el violonchelo o el fagot, además del soporte del clavicémbalo o el órgano). Durante el siglo XVII, las orquestas se hicieron comunes no sólo en las representaciones de óperas, sino también como conjuntos mantenidos por familias aristocráticas para sus conciertos privados. A principios del siglo XVIII, la combinación de primeros y segundos violines, violas, violonchelos y contrabajos se convirtió en habitual para las cuerdas; además se usaba un par de oboes o flautas o ambas posibilidades, y un fagot. Generalmente había un clavicémbalo o un órgano que tocaba la parte del bajo continuo como soporte para las cuerdas. El recién inventado clarinete se añadió a la orquesta a mediados del siglo XVIII y se popularizó agregar un par de flautas, oboes, clarinetes y fagotes. La trompa de caza también entró en la orquesta, y se la usaba para evocar la atmósfera de la caza y para dar volumen y riqueza al conjunto. Las trompetas y los timbales, anteriormente reservados únicamente para los nobles, se usaron a veces cuando el texto de una ópera o de una cantata hacía alusiones a la realeza; más adelante, las trompetas se añadieron por su brillo sonoro. Los trombones, utilizados durante siglos en la música religiosa y en las bandas municipales, entraron en la orquesta de ópera a finales del siglo XVIII y en la orquesta sinfónica a principios del XIX. A finales del siglo XVIII el bajo continuo cayó en desuso así como los instrumentos de teclado dentro de la orquesta. La moda de imitar la música militar turca introdujo el triángulo, los platillos y el bombo. La tuba entró en la orquesta sólo en el siglo XIX, como resultado de la experimentación con los instrumentos de metal. Sus predecesores habían sido el serpentón (una trompa de madera en forma de S con agujeros para los dedos) y el oficleide (una corneta baja con llaves). Hasta el siglo XVIII las orquestas acostumbraban a tener de 20 a 30 miembros. Durante la vida de Ludwig van Beethoven el tamaño aumentó de 30 a 40 músicos. A medida que los compositores diseñaron maneras nuevas y dramáticas para expresar sus sentimientos con la música, las orquestas crecieron; a principios del siglo XX se consideraba idónea la cifra de cien músicos.

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