El violín surgió en Italia
a comienzos del siglo XVI. Parece haber evolucionado a partir de dos
instrumentos de cuerda frotada: la fídula, también denominada viella y rebec, y
la lira da braccio (instrumento como el violín con bordones separados del
diapasón). También relacionado con el violín pero no un antecedente directo, es
la viola da gamba, instrumento de seis cuerdas con trastes que apareció en
Europa antes que el violín y existió junto con él durante unos 200 años.
Los más importantes violeros
fueron los italianos Gasparo (Bertolotti) da Salò y Giovanni Maggini de Brescia
y Andrea Amati de Cremona. El arte de la construcción del violín brilló con
gran intensidad en el siglo XVII y comienzos del XVIII en los talleres de los
italianos Antonio Stradivarius y Giuseppe Guarneri, ambos de Cremona, y del
austriaco Jacob Stainer.
Comparado con los instrumentos
modernos, el violín antiguo tenía un mango más grueso, menos inclinado hacia
atrás, un diapasón más corto, un puente más bajo y cuerdas hechas sólo de
tripa. Los arcos antiguos eran algo diferentes en su diseño de los actuales.
Estas características constructivas fueron modificadas en los siglos XVIII y
XIX para producir un sonido más duro y brillante. Varios violinistas del siglo
XX han restaurado y empleado instrumentos del siglo XVIII por considerarlos más
adecuados para interpretar la música antigua.
En el pasado el violín
no gozaba de muy buena reputación; se lo utilizaba para acompañar danzas o para
doblar a las voces en la música polifónica. A comienzos del siglo XVII aumentó
su prestigio al ser utilizado en óperas como Orfeo (1607) de Claudio
Monteverdi, e impulsado por la orquesta del rey francés Luis XIV, los 24
violins du roi, formada en 1626. Esta tendencia continuó durante el barroco
con obras de importantes compositores e intérpretes como Arcangelo Corelli,
Antonio Vivaldi y Giuseppe Tartini en Italia y Heinrich Biber, Georg Philipp
Telemann y Johann Sebastian Bach en Alemania. El violín se convirtió en el
principal integrante de las obras instrumentales: el concierto a solo, el
concierto grosso, la sonata, la trío-sonata, la suite y la ópera. A mediados
del siglo XVIII era uno de los instrumentos solistas más populares de la música
europea. También formaban la sección más importante de la orquesta, con más de
la mitad de sus integrantes. La agrupación instrumental de cámara más
desarrollada de este periodo, el cuarteto de cuerdas, está formada por dos
violines, viola y violonchelo.
Durante el siglo XIX los
virtuosos del instrumento recorrieron toda Europa. Entre ellos están los
italianos Giovanni Viotti y Niccolò Paganini, los alemanes Louis Spohr y Joseph
Joachim, el español Pablo de Sarasate y los belgas Henri Vieuxtemps y Eugène
Ysaÿe. En el siglo XX el violín ha alcanzado nuevos logros artísticos y
técnicos con maestros con Isaac Stern, Yehudi Menuhin, Fritz Kreisler, Jascha
Heifetz, Mischa Elman, Nathan Milstein, Joseph Szigeti y David Oistrakh.
Desde el barroco hasta
hoy, casi todos los compositores han escrito música para violín. Entre los
conciertos más conocidos están los de Ludwig van Beethoven, Johannes Brahms,
Felix Mendelssohn, Piotr Ilich Chaikovski, Jan Julius Sibelius, Béla Bartók,
Ígor Stravinski, Serguéi Prokófiev, Alban Berg y Arnold Schönberg.
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